jueves, agosto 20, 2009

EL ESPACIO AGRARIO EN ASTURIAS. UNA VISIÓN DESDE LA ARQUEOLOGÍA

Margarita Fernández Mier

El espacio sobre el que vamos de realizar la jornada de trabajo nos va a permitir descubrir distintas huellas en el paisaje que se corresponden con distintos momentos históricos y que la arqueología actualmente nos permite identificar, atribuyéndoles diferentes cronologías.

La minería aurífera de época romana en el valle de Tuña: El valle del Río Xinistaza nos ofrece todo el sistema hidráulico de canales, estanques y desmonte de tierra a cielo abierto relacionados con la explotación aurífera de época romana. Esta actividad supone una gran transformación del paisaje, no sólo por la actividad minera, sino por los cambios documentados en la agricultura y por la introducción de unas sociedades como las prerromanas, que podemos considerar que prácticamente eran autosuficientes, dentro del sistema económico del mundo romano. Un nuevo paisaje fácil de documentar actualmente pero que tenemos poca información sobre cómo evoluciona en los siglos de la tardorromanidad y hacia qué tipo de economía se reorienta.

La génesis del poblamiento aldeano. El paisaje actual contrastado con la documentación escrita de época medieval nos permite comprender cómo a lo largo de los siglos VI- VII-VIII, se genera un nuevo paisaje en el que el protagonista será la aldea, con una estructura concentrada y que se convierte en el centro de un sistema complejo de ordenación agraria, cuyo origen probablemente esté relacionado con la generalización de nuevos cultivos. En el entorno de las aldeas surgirán espacios de cultivo, en esta zona generalmente destinados a la producción de escanda, con un sistema mixto de explotación, de carácter semicolectivo y que están relacionados con rudimentarios sistemas de aterrazamiento y que suponen la fijación de los espacios de cultivo. Este tipo de estructuras agrarias, de las sabemos bien como funcionan en época pleno y bajo medieval pero no en el los primeros siglos, se convertirán en las zonas más importantes del terrazgo hasta que a mediados del siglo XX sean abandonadas debido a la despoblación de las zonas de montaña. Generalmente los pueblos tenían más de una de estas estructuras agrarias y en ellas se alternaba el cultivo de la escanda, el mijo y el panizo en época medieval. La introducción del maíz a partir del siglo XVI supondrá una reorganización del uso de estas estructuras agrarias, aunque no cambiará su morfología. El mejor ejemplo es Tuña.

En las áreas de montaña hay que tener presente que no sólo existen zonas de explotación agrícola, sino que los espacios destinados a la ganadería cobran gran relevancia, a pesar de ser poco mencionados en la documentación escrita por ser de uso colectivo. El sistema agrícola que se genera y se impone en época medieval busca la complementariedad del uso de los espacios en un equilibrio entre lo ganadero y lo agrícola. Durante la baja Edad Media se producirá un cambio de estrategia por parte de los titulares de los señoríos que parece que da lugar a un nuevo paisaje en el que los espacios destinados a la producción para la ganadería van a cobrar mayor importancia y que generan tres tipos distintos de explotación de los espacios ganaderos.

La transtermitancia o trashumancia de valle: A lo largo de la Alta Edad Media y durante los siglos posteriores (VIII al siglo XIII) paralelamente a la consolidación de la aldea como forma de poblamiento se genera una estructura agraria en la que las comunidades aldeanas, en algunos casos con la imposición por parte de los señoríos feudales, logran un equilibrio entre las zonas destinada a la producción agrícola y las destinadas a la ganadería. Así, los pastos de las zonas más altas se convierten en los espacio de uso por excelencia durante el período primaveral y estival, produciéndose un desdoblamiento del poblamiento y creándose en las zonas de pastos espacios con construcciones dónde un miembro de la casa pasa el día durante el tiempo en que los ganados permanecen en estos pastos. Este tipo de explotación se mantiene aún hoy en día en casi toda la Cordillera Cantábrica: desde los Picos de Europa hasta Galicia. Xinistaza, La Ponte Castru. L’Azorera

La trashumancia de los vaqueiros de alzada, trashumancia de media escala: Tras la crisis bajo medieval, los siglos XIV y XV son testigos de una mayor dedicación a la ganadería, se trata de un cambio de estrategia por parte de los señoríos feudales que encaminarán su producción hacia la ganadería, lo que les llevará a controlar amplios espacios, desde la costa de Asturias hasta la Cordillera Cantábrica y a organizar un sistema de explotación complementario que implica el traslado de sus ganados desde los pastos de invierno, situados en la costa asturiana o e las zonas de la montaña media, hasta los pastos altos de la Cordillera Cantábrica. Los encargados de cuidar estos ganados darán lugar a lo largo de la Edad Moderna a los vaqueiros de alzada que se configurarán como un grupo social diferenciado, con una doble residencia y con una distinta forma de organizar el espacio entre las residencias de la zona alta y la zona baja. Su distribución en Asturias se limitaba a la zona centro-occidental, el área ligada a los grandes señoríos medievales. Durante los siglos XV y XVI la presión por parte de los señoríos para controlar las zonas de pastos generó múltiples conflictos con los habitantes de las comunidades aldeanas, que veían mermado su espacio para el pasto. En la actualidad aún se mantienen grupos que practican la trashumancia y conservan una doble vivienda, especialmente en los municipios de Belmonte y Somiedo. La Bedul.

La trashumancia de largo recorrido: La Mesta. A partir del siglo XIII, los grandes señoríos del Sur de la Península Ibérica organizarán un complejo sistema de trashumancia para trasladar sus ganados ovinos desde los pastos del Sur y la Meseta utilizados en invierno y los pastos de verano, siendo uno de los puntos La Cordillera Cantábrica. Los señoríos que controlaban los pastos del Norte, en determinadas ocasiones alquilaban sus pastos a estos grandes rebaños de ovejas merinas, que generalmente estaban a cargo de un solo pastor que se ocupaba de su control. Aún en la actualidad existe algún pastor que se desplaza cos sus ovejas desde el Sur hasta la Cordillera, aunque su presencia es muy escasa.